Escribíamos ya hace tiempo sobre la influencia de la política estatal en la cántabra incidiendo en la importancia que tenía para el destino del bipartito de Gobierno la permanencia de Pedro Sánchez en la Moncloa. Después de meses de incertidumbre y votaciones hete aquí que la política de Estado ha hecho de detonante para que el bipartito PRC-PSOE chocase frontalmente. Un desacertado e improcedente anuncio de los socialistas de romper el pacto, equivalente al Gobierno de coalición, ha desencadenado un nuevo desencuentro entre regionalistas y socialistas que, como mínimo, a pesar de la vergonzante rectificación, está tocado.
El cambio de criterio del PRC en la investidura de Pedro Sánchez, pasando de un sí tras las elecciones de abril a un no después de las de noviembre, con el tema catalán de por medio, ha traído estas disputas entre los dos socios en el Ejecutivo autonómico, donde el perdedor en el litigio entre unos y otros es indudablemente el PSOE que o bien no debió amenazar, generando una crisis de Gobierno, o en el caso de que lo hiciera tenía que haber rematado jugada e iniciado una nueva etapa en la oposición para no caer en este tremendo ridículo que le hace perder credibilidad entre la opinión pública. Un partido debe de transmitir a sus afiliados, simpatizantes y votantes seriedad, rigor y no se puede generar un debate innecesario, cuando el PSOE de Cantabria se desangra dividido en dos bloques, en franca crisis con un expediente ya iniciado contra tres militantes que otrora ocuparan cargos públicos en las Administraciones autonómica y local con las siglas de este partido.
Frente a la titubeante actitud del PSOE de Cantabria, diciendo una cosa para a los tres días manifestar la contraria, justificándose con una serie de argumentos- la entrada de la derecha en el Gobierno- que debió de pensar antes de lanzar a los cuatro vientos su amenaza de ruptura del pacto, que todo buen entendedor sabe lo que significa, pero que lejos de amedrentar a Revilla le hizo crecerse para, sin ningún tipo de rogativas, invitarles a que tomaran la decisión pronto, es decir, marcharos si os queréis ir. Las declaraciones tanto del propio presidente de Cantabria como de la Consejera de Presidencia, Paula Fernández han sido contundentes y muy críticas, sin escatimar todo tipo de acusaciones, anunciándose ahora una nueva reedición del pacto de Gobierno, posiblemente en versión devaluada para los socialistas.
La decisión del PRC de que su diputado José María Mazón votase no en el Congreso a la candidatura a presidente de Pedro Sánchez, puede ser entendida o no asimilada, pero lo cierto es que un partido, con voto unánime de su Ejecutiva regional, tomó esos derroteros y, como las sentencias judiciales, respetarla aunque no se comparta. Es que además, lejos de especulaciones surrealistas con respecto al origen de la decisión (intromisión de una conocida Ejecutiva de Banco, con un desmentido rotundo y emocionado por parte de Revilla en la Sexta), todo partido tiene el derecho y yo diría que la obligación de establecer su estrategia, que, en este caso, pudiera haber pasado por el mantenimiento del electorado de centro o conservador, que todo entra en el granero de votos regionalista, con el delicado tema del separatismo de por medio. Que ello pueda ir en detrimento del voto progresista en el PRC es una cosa que no se sabe con certeza, porque la unidad de España trasciende a los más variados niveles ideológicos.
Por lo menos el PRC, cada vez más fuerte en votos, tiene estrategia, algo que no sucede con los socialistas que van de mal en peor, divididos y con una Ejecutiva cada vez más cuestionada incluso por militantes que apoyaron a Zuloaga en las elecciones internas de 2017 y que expresan una abierta discrepancia en redes sociales. En las últimas elecciones autonómicas se ganaron dos diputados (el séptimo in extremis y de última hora) y en las legislativas de noviembre, después del improvisado cambio de Luis Clemente por Pedro Casares, se perdieron 15.000, volviendo a ganar el PP. Todo ello proyecta una situación complicada para un partido q ue no levanta cabeza en las citas electorales como para pensar que, salvo que hagan de muletilla del PRC, no tocarán poder como así fue con la anterior Ejecutiva regional. ¿Llega un nuevo ciclo para el PSOE regional en la oposición?. No parece que así sea, mientras que el éxito en las convocatorias electorales se mida proporcionalmente con las Consejerías que se obtengan y no con el número de votos en las urnas. Entrar en el Gobierno supone dar empleo a los próximos al poder en el partido y eso para algunos es algo irrenunciable, aunque en las elecciones no se atisbe ningún tipo de reacción y de nuevo cunda el desánimo.