La imagen que da el paseo marítimo y playa, dos de los valores más representativos de la oferta turística de Laredo, no es precisamente la adecuada, sino todo lo contrario. Exactamente hoy resta un mes para el inicio de la época estival con un cambio de Gobierno de por medio. Mientras, quienes han ostentado el poder durante estos cuatro últimos años e intentan revalidarlo, se afanan y desgañitan para ofrecer el oro y el moro a los electores, éstos hermosos lugares de la villa pejina son los testigos mudos de la ineficacia y dejadez de sus gobernantes y delatan una gestión asombrosamente pésima. Incapaces de conformar una estructura de funcionamiento interna en la Administración local para la protección de estos lugares, la impotencia se adueña de la ciudadanía con la contemplación de un trazado del paseo inundado por las arenas en algunos de sus tramos, así como la proliferación de pequeñas lagunas de agua tras las últimas lluvias y que permanecen retenidas frente al sufrido viandante que tiene que sortear muchos obstáculos para llegar a su destino de ida o de vuelta. La imagen del Mantilla, con aguas en ocasiones pestilentes y mostrando el verdor de la putrefacción, no es precisamente una fotografía recomendable para nadie. Pobres aves que inocentemente se posan y beben de sus aguas. Duchas en unas condiciones muy precarias, con la hierba tapando las baldosas en el denominado paseo blando, son otras muchas muestras de lo que no se ha hecho y se tuvo que hacer. Las pasarelas de la playa, que nunca posibilitaron el tránsito a los minusválidos hasta la orilla del agua, permanecen hoy rotas y cada vez más deterioradas. La cámara del fotógrafo no puede obviar estas nefastas imágenes que proyectan el dedo acusador hacia quienes dejan de lado medio ambiente y turismo. Por eso les mostramos una a una las instantáneas que no son de un ayer lejano, sino de ayer viernes 19 de mayo. La naturaleza siempre protegió a Laredo, no así sus gestores, los últimos, que prometen ahora, pero no hicieron absolutamente nada en el cuatrienio.