El Museo de Altamira presenta la exposición ‘Elogio del Antropoceno’ del artista Juan M. Moro

El Museo Nacional y Centro de Investigación de Altamira, museo estatal del Ministerio de Cultura y Deporte, ha presentado hoy la exposición temporal ‘Elogio del Antropoceno’ de Juan M. Moro, que podrá visitarse hasta el mes de junio. En la muestra, el artista cántabro pone de relieve el impacto de la actividad humana en el planeta a través de una ficción arqueológica en clave de humor. El acto ha contado con la presencia del artista y comisario Juan M. Moro; el director del Instituto Internacional de Investigaciones Prehistóricas de Cantabria, Jesús González Urquijo; el vicerrector de Cultura, Proyección Social y Relaciones Institucionales, Tomás Mantecón; la concejala de Cultura y Turismo del Ayuntamiento de Santillana del Mar, Pilar Alcorta; y la directora del Museo de Altamira, Pilar Fatás. En la elección del título el artista juega con “muchos pliegues y dobles sentidos” tal y como resalta Jesús González Urquijo. Tomás Mantecón ha destacado la importancia de los cambios en esta nueva era denominada Antropoceno que el ser humano está provocando. Y es que, en palabras de Pilar Alcorta, “debemos apostar por la sostenibilidad y reflexionar sobre nuestra forma de vida”. La muestra se compone de once fotografías pertenecientes a la serie ‘Elogio del Antropoceno’, trece obras impresas en Fine Art de la serie ‘Craneotemas’ y dos piezas 3D. Tal y como ha declarado el artista, “esta exposición alberga hitos arqueológicos que encontramos en cualquier museo de prehistoria, por lo que el Museo de Altamira es la sede perfecta”.
En palabras de Pilar Fatás, “con esta exposición, el Museo de Altamira sigue apoyando la creación de artistas contemporáneos que se inspiran en el pasado, para reflexionar sobre el presente y futuro de nuestra sociedad”. La exposición es el resultado de un proyecto de investigación y creación artística protagonizado por J. Martimore, un personaje de ficción creado por el artista. Martimore se embarca en un viaje científico, artístico y literario para reconstruir su pasado contando tan sólo con objetos de sus predecesores guardados en una cápsula del tiempo en forma de baúl. En su relato distópico, Juan M. Moro parte de la idea de una debacle natural que nos conduce al fin del mundo tal y como lo conocemos actualmente. Esta catástrofe produciría un gran apagón digital que supondría la pérdida del conocimiento del patrimonio cultural humano. Por ello, Martimore se convierte en un inesperado arqueólogo que nos muestra cómo nos verán las generaciones futuras. El protagonista documenta un gran depósito de chapas, descritos como objetos metálicos circulares y estrellados, y los compara con los depósitos de conchas asociados a la cultura mesolítica. Y de la misma forma que la arqueología denomina ‘concheros’ a los depósitos de conchas, Martimore nombra a estos depósitos de chapas como ‘chaperos’. Además, se aventura a interpretarlos como parte de una cultura material asociada a cultos de ocio o ritos de paso que, en la era del Antropoceno, se habrían desarrollado en lugares inhóspitos. En otra de las obras, Praefocabilis sacculi, Martimore expone una visión crítica de nuestro presente y cuestiona la sostenibilidad de nuestro modo vida, que en su mundo ha conducido a la debacle natural. Aunque Praefocabilis sacculi es lo que conocemos comúnmente como una bolsa de plástico, Martimore ve en ella al mayor predador de los océanos que surcaba los mares formando enormes colonias, islas de plástico en superficie que extinguieron la biodiversidad animal y vegetal. Finalmente, el improvisado arqueólogo incluye la serie ‘Craneotemas’, una incipiente línea de investigación con la que pretende clasificar el carácter y las conductas dominantes de los seres humanos. Y así nos presenta Calvaria Artifex, donde se pueden apreciar figuras animales pintadas, o Calvaria Strategos, que alberga una pieza de ajedrez. Sobre el artista Juan M. Moro es artista, catedrático de Dibujo de la Universidad de Cantabria y miembro del Instituto Internacional de Investigaciones Prehistóricas de Cantabria. Ha participado en más de treinta exposiciones individuales y colectivas, y ha sido galardonado con premios como el Premio Nacional de Grabado en el año 2000. Entre sus proyectos, figura la representación de España en la XXIV Bienal Internacional de Gráfica de Ljubliana o su participación en la XV Feria Internacional de Arte Gráfico ESTAMPA.